Univira, lanifica, casta, pia, frugi y domiseda.
La matrona,
esposa del pater familias y sometida
a la autoridad nominal de este, era la organizadora real de la vida cotidiana
dentro de la casa.
Una matrona
modelo debía de ser univira, de un solo hombre, y casta, en relación a los valores familiares que tenía impuestos.
El valor de la pietas responde al respeto por los fundamentos de la sociedad y de la civilización
romana, entre los que están las leyes que la someten a la tutela masculina. En este sentido, eran cualidades muy
apreciadas, el silencio y la discreción.
Frugi y domiseda son virtudes en relación con el espacio privado o
familiar, representado por el hogar en el que discurre la vida, del que son
administradoras y custodias, cuidando del fuego que ilumina y alimenta sus
vidas, tal y como lo hacían las Vírgenes Vestales con el fuego sagrado.
La domus romana tiene espacios masculinos,
femeninos o indistintos. Es la matrona la que organiza y dirige tanto el
arreglo y preparación del aspecto físico de la casa como de la vida familiar,
entendiéndola en un sentido amplio: la pareja, los hermanos y hermanas solteras
y los esclavos.
Además, la
matrona es la que gobierna la cocina, escoge las dietas alimentarias y, con su
cuidado y dedicación, consigue el bienestar de la familia o el triunfo social
ante los invitados. Los conocimientos de las propiedades beneficiosas o
malignas de los elementos naturales, la convertían en encargada de la medicina
doméstica, usando para ello las plantas cultivadas en el jardín de la casa.
Como
sacerdotisa doméstica se ocupa de mediar entre los dioses protectores, manteniendo
el fuego del hogar y realizando las ofrendas pertinentes.
El hecho biológico de engendrar es también importante, ya que es la que
trae al mundo los hijos que perpetúan el linaje. Asimismo, los educará, hasta que puedan
valerse por sí mismos o sean confiados a un paedagogus.
Todos estos
valores tienen reflejo en el reconocimiento público que se le otorga a una
matrona, llamada Claudia, en su epitafio:
“Extranjero, no tengo mucho que decirte. Ésta
es la
tumba no hermosa de una mujer que fue
hermosa. Sus padres la
llamaron Claudia. Amó a su marido con todo
su corazón. Dio a
luz dos hijos. Uno lo deja en la tierra, al
otro lo ha enterrado.
Amable en el hablar, honesta en su
comportamiento, guardó la
casa, hiló la lana. No tengo más que
decirte. Sigue tu camino.”
Imágenes:
Marcial manifiesta una gran delicadeza para con Pola,
viuda de su amigo Lucano, el poeta de
Corduba, quien le había enviado seguramente en su aniversario un ramo de
flores. Dice así:
“Pola,
¿por qué me envías coronas de flores intactas?
Prefiero recibirlas ajadas entre tus
manos”. Fresco de la Villa
de los Misterios, Pompeya. S. I dC.
De la mujer se esperaba también su devoción
filial: Pero amamanta a su anciano padre Micón, cuando este fue recluido en
prisión. Fresco de Pompeya. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. 50-79 dC.
Otra de las virtudes encomiables de la
mujer era la de la virginidad: “A
los dioses Manes y a la memoria eterna de Julio Alejandro, africano de
nacimiento, ciudadano de Cartago, hombre excelente, artista vidriero, que murió
a los 75 años, 5 meses y 13 días, después de 48 años de matrimonio perfecto con
su mujer, desposada virgen, con la
que tuvo tres hijos y una hija, a todos los cuales ha conocido y dejado
vivos. Ha erigido esta tumba Numonia
Bellia, su mujer, sus hijos Julio Alexio, Julio Félix, Julio Gallonio y su hija
Julia Belliosa, y también sus pequeños Julio Au [..]us, Julio Félix, Julio
Alejandro, Lulio Gallonio, Julio Leoncio, Julio Gallo…, Julio Eonio y el bebé
Cirio se la dedican…” Cipo funerario,
s. III dC. Museo de Lyon
Valerio Máximo, entre otros, relata la
posición de la mujer en el banquete: “no
comían recostadas, como los hombres, sino sentadas; no tomaban parte en la
comissatio, no bebían vino puro sino mulsum”. Séneca dice que
es injusto exigir fidelidad y austeridad a una mujer cuando su hombre es un
adúltero y un borracho. Convivium en
un fresco de Pompeya. S. I dC. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles
Las mujeres romanas debían llevar la cabeza cubierta por un velo o un manto (“a la
mujer honorable sólo se le ve el rostro”, decía Horacio). Mujer con
velo, fresco de la Villa San Marco. S. I
dC.
La madre de tres hijos, por lo menos,
llevaba una estola especial, la stolata
matrona. Pintura mural de procedencia itálica. Villa
Getty, Malibú. S. I-II dC.
Un hermoso canto nupcial dedica Marcial a
su amigo Pudente, desposado con Claudia Peregrina: “que la felicidad del cielo descienda sobre las antorchas nupciales, oh
Himeneo. Tan felizmente se une el precioso cinamomo al nardo, los vinos mágicos
a los panales de Ática, la tierna viña no se enlaza más estrechamente a los
olmos, ni el loto siente más ansia de las aguas, ni el mirto de los litorales;
Sincera Concordia, reina perpetuamente en su lecho, y que Venus se muestre
siempre favorable a esta pareja tan equilibrada. Que ella ame a su marido ya
anciano como si fuera joven, y que ella a los ojos del marido no sea nunca
vieja”. Mosaico con la nereida Doto. Museo Saint Raymond de Toulouse. S.
IV-V dC.
Muchas matronas tuvieron un trato amable
con sus esclavos y siervos. Prueba de ello son algunas inscripciones funerarias
que estos les dedicaron. S. II-III dC. Museo Saint Raymond de Toulouse
Los primeros años, las niñas eran educadas
junto a los niños y compartían espacios de juego. Sepulcro conservado en el
Museo del Louvre. S. II dC.
Cacharritos de cocina como estos formaban
parte de los juegos de las pequeñas romanas. Museo
de Arte Romano de Mérida. S. I-II dC.
Muñecas, tabas, pelotas… eran los objetos
predilectos de las niñas a la hora del juego. También este cucullati, marioneta articulada encapuchada con el manto galo. S.
I-II dC. Museo Arqueológico de Linares
La madre que amamantaba a sus hijos, era
motivo de alabanza. Terracota romana con
madre y niño. S. I dC. Museo Arqueológico de Sevilla
La matrona también era la encargada de cuidar de la
alimentación de la casa. Reconstrucción actual de una receta romana servida
sobre un plato de alas. Termas romanas de Sant Boi de Llobregat. KuanUm
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